La microbiota intestinal: clave para una digestión saludable y la prevención de enfermedades
La microbiota se define, según la OMS, como "un conjunto de microorganismos que se encuentran generalmente asociados a tejidos sanos del cuerpo humano". Los microorganismos residen en estos lugares de forma más o menos permanente y en algunos casos, realizan funciones específicas. Está compuesta por billones de bacterias que habitan el tracto digestivo humano y juega un papel crucial en la digestión y la salud.
Este ecosistema microbiano es clave, no solo para el procesamiento y absorción de nutrientes, sino también para regular la función del sistema inmunológico, proteger contra patógenos y colaborar en la síntesis de ciertas vitaminas y nutrientes esenciales.
¿Qué papel juega la microbiota en la digestión? Beneficios de una microbiota equilibrada.
Dentro del proceso digestivo, la mayor parte de la descomposición de los alimentos ocurre en el intestino, donde la microbiota realiza una función crucial. Cada uno de los microorganismos que conforman este ecosistema tiene un rol específico, desde la fermentación de los carbohidratos complejos hasta la producción de ácidos grasos, esenciales para el bienestar intestinal y la regulación de la inflamación.
En el intestino grueso, en cambio, las bacterias fermentan fibras no digeribles provenientes de la dieta, lo que se convierte en ácidos grasos de cadena corta a la hora de producir los compuestos. Estos ácidos no sólo sirven como fuente de energía para las células del colon, sino que también tienen efectos antiinflamatorios y ayudan a mantener la barrera intestinal, previniendo la permeabilidad intestinal excesiva, que puede dar lugar a diversas patologías digestivas.
Varios estudios de Gut Microbiota for Health han encontrado que la microbiota puede influir en el peso corporal, la regulación de la glucosa y la producción de colesterol, lo que sugiere que la salud intestinal está estrechamente vinculada a la prevención de enfermedades como la obesidad, la diabetes tipo 2 u otras dolencias cardiovasculares.
Además, los ácidos grasos de cadena corta producidas por las moléculas cuando fermentan los componentes de los alimentos, juegan un papel en la protección contra enfermedades inflamatorias, como la enfermedad inflamatoria intestinal (EII) y en la reducción del riesgo de cierto tipos de cáncer y puede influir en la producción de neurotransmisores y hormonas que afectan al estado de ánimo y el bienestar general.
¿Cómo conseguir tener una microbiota equilibrada? El impacto de los alimentos y los factores que afectan
Una microbiota equilibrada optimiza la digestión, tiene implicaciones en la salud metabólica y la cardiovascular. Una dieta sana variada y rica en fibra, como la mediterránea, favorece el equilibro de la microbiota: aumenta el número de bacterias beneficiosas y reduce la inflamación.
Alimentos ricos en fibra, como frutas, verduras, legumbres y cereales integrales, son particularmente beneficiosos, ya que actúan como probióticos: nutrientes que alimentan a las bacterias beneficiosas y promueven su crecimiento. Estos alimentos favorecen una microbiota diversa y equilibrada, lo que a su vez contribuye a una digestión eficiente y al mantenimiento de un sistema inmunológico saludable.
Los probióticos, por su parte, son microorganismos vivos que se encuentran en alimentos fermentados como el yogur, el kéfir, el chucrut o el kimchi, entre otros. Estos alimentos ayudan a reponer y equilibrar las bacterias beneficiosas en el intestino, especialmente después de alteraciones como el uso de antibióticos o situaciones de estrés. La inclusión de probióticos en la dieta mejora la digestión y reduce el riesgo de trastornos como el síndrome del intestino irritable, las infecciones intestinales y otras afecciones gastrointestinales.
Aunque una dieta rica en alimentos frescos y no procesados es crucial para una microbiota saludable, "hay factores que pueden alterar la composición bacteriana del intestino. Entre ellos destaca el uso frecuente de antibióticos, el estrés crónico, la falta de sueño, no llevar una vida activa y el consumo excesivo de azúcares y grases procesadas. Adoptar hábitos alimenticios saludables y cuidar el bienestar intestinal es una de las mejores inversiones para la salud a largo plazo", explica el Dr. Manuel Alcántara, cirujano y especialista en microbiota del Hospital Universitari General de Catalunya.