El golpe de calor en los más pequeños
El golpe de calor es la excesiva elevación de la temperatura corporal para la exposición a altas temperaturas, lo que favorece la deshidratación. Es una urgencia extrema que puede ocasionar incluso la muerte. Las elevadas temperaturas producen un sobrecalentamiento corporal debido a la pérdida de agua y sales minerales que alteran el sistema de regulación térmica de nuestro cuerpo, impidiendo que los órganos vitales funcionen correctamente. El Servicio de Pediatría del Hospital Universitario General de Cataluña resuelve las dudas más frecuentes sobre el golpe de calor en los niños.
¿Pueden los niños sufrir golpes de calor?
Sí, y entre las personas más vulnerables tenemos a los niños menores de un año, ya que su temperatura corporal sube más rápidamente que en los adultos debido a que tienen menos reserva de agua y sudoración y un aparato respiratorio todavía inmaduro.
Los golpes de calor se producen sobre todo en niños expuestos a situaciones con humedad y temperaturas elevadas, sin protección ni hidratación adecuadas. Aunque suele ocurrir en días soleados con calor intenso, también puede ocurrir en días nublados o en ambientes sombreados. Algunas de las causas que aumentan el riesgo de sufrir un golpe de calor son el ejercicio físico excesivo a temperaturas muy altas o la radiación solar directa prolongada.
¿Cuáles son los síntomas en niños?
Pueden presentar mareos, vómitos, fiebre superior a 40 °C, dolor de cabeza o irritabilidad, taquicardia, piel enrojecida... En los casos más graves, se pueden llegar a desmayar o a perder la conciencia. También es necesario estar atentos a otros síntomas como piel seca y muy caliente, fatiga, debilidad, respiración superficial y rápida o rampas musculares.
¿Cómo actuar si sospechamos un golpe de calor en niños?
- Colocarlo tumbado boca arriba a la sombra, en un lugar fresco y ventilado
- Aflojarle la ropa y quitarle las prendas innecesarias
- Colocar compresas de agua fría (no hielo) en la cabeza, cara, cuello, nuca y pecho
- No sumergir al menor en agua helada, ni fregar con alcohol
- Si el niño está consciente y sin vómitos, darle de beber agua fría o una bebida isotónica
- Si está inconsciente, avisar al 112 y si es necesario iniciar reanimación
- Trasladar al niño al hospital lo antes posible
¿Cómo prevenirlo?
- Hidratar: Ofrecer líquidos a menudo a los niños (pecho en lactantes), sin esperar a que ellos lo soliciten, especialmente si realizarán una actividad física prolongada. Se recomiendan comidas ligeras (ensaladas, frutas, verduras, zumos naturales,…) que ayudan a reponer las sales minerales que se pierden por el sudor.
- Limitar el ejercicio: Evitar que los niños hagan ejercicio físico excesivo en las horas más calurosas (horas centrales del día) y promover en estas franjas, juegos más tranquilos para evitar la deshidratación.
- Ropa adecuada: Cuando hace mucho calor utilizar ropa transpirable, ligera, no muy ajustada y de colores claros. Importante proteger la cabeza de los niños con un gorro y aplicar protección solar siempre que estén expuestos al sol.
- Refrescar: Buscar lugares en la sombra, con aire acondicionado o ventiladores. Se aconseja que se bañen o mojen con cierta frecuencia.
- Nunca dejar a los niños solos en el coche (ni en el sol, ni en la sombra), aunque se dejen las ventanillas abiertas. Los vehículos en verano pueden alcanzar en su interior temperaturas altísimas.