¿Por qué augmenta el número de casos de tos ferina, a pesar de la vacunación en los pequeños?
La tos ferina es una enfermedad respiratoria producida por una bacteria llamada Bordetella pertussis, altamente contagiosa, de la que se ha observado un augmento de casos en los últimos años. Disponemos de una vacuna para la prevención de la enfermedad y en España más de un 90% de la población está vacunada.
El Servicio de Pediatría del Hospital Universitari General de Catalunya explica por qué augmenta el número de casos de tos ferina a pesar del alto porcentaje de población vacunada, así como los síntomas de esta enfermedad, el diagnóstico y el tratamiento.
¿Cuál es la situación actual de la incidencia de tos ferina?
Recientemente se han reportado brotes de casos de tos ferina en algunas comunidades de España, incluyendo Cataluña, en niños mayoritariamente en edad escolar. Esta reaparición de casos en la época post pandemia también se ha producido con otras enfermedades, como por ejemplo la gripe, la bronquiolitis o infecciones por el estreptococo del grupo A. La pandemia de COVID-19 hizo que muchas enfermedades tuvieran una incidencia extraordinariamente baja, en parte por las medidas de aislamiento que se implantaron y también por la alta tasa de infección en la población por un nuevo virus, el SARS-Cov-2, que desplazó otros microorganismos. En el momento actual podríamos decir que estamos volviendo a la "normalidad post pandemia", a pesar de que la tos ferina ya estaba augmentando el número de casos en los años anteriores a la pandemia con un pico de máxima incidencia en 2015 con 9.234 casos registrados en España.
¿A qué se debe este augmento de casos en los últimos años, a pesar de la vacunación?
Las vacunas contra la tos ferina son eficaces, pero no son perfectas. Tienen una alta eficacia al prevenir la gravedad de la enfermedad, pero no previenen del todo que las personas se puedan contagiar. Entre las causas del incremento de casos está una mejor capacidad diagnóstica de la enfermedad, pero también la adaptación del microorganismo que tendría mecanismos para evadir la respuesta de las defensas inducida por la vacunación. De hecho, su eficacia se va perdiendo con el tiempo y por ello es necesario poner recordatorios de la vacuna. Los niños reciben la vacuna a los 2, 4 y 11 meses y un recordatorio a los 6 años. Los expertos en vacunas han solicitado incluir una nueva dosis de recuerdo a los 12-14 años en el calendario sistemático de vacunaciones. Los bebés y lactantes menores de 2 meses, que todavía no han recibido la vacuna, tienen un mayor riesgo de enfermedad grave con mayor probabilidad de secuelas e incluso mortalidad. Por este motivo es muy importante que las mujeres embarazadas reciban la vacuna frente la tos ferina para proteger a los bebés.
¿Qué síntomas da la tos ferina?
Clásicamente la tos ferina, después de unos días de incubación de entre 7 y 10 días, pero a veces hasta 3 semanas después del contagio, se presenta al inicio con síntomas catarrales, sin fiebre o poca fiebre. La tos va aumentando de intensidad a partir de la segunda semana, con excesos de tos que es compulsiva, con una inspiración que se alarga, sensación de dificultad respiratoria y en algunas ocasiones acaba con un ruido respiratorio estridente. La tos se alarga en el tiempo y esta puede durar semanas. Los excesos de tos pueden provocar vómitos. Los niños vacunados pueden presentar cuadros más leves. Los bebés y lactantes pequeños pueden presentar, además de la tos, episodios que parece que dejen de respirar, coloración azulada alrededor de la boca y dificultad respiratoria, con mayor probabilidad de complicaciones.
¿Cómo se realiza el diagnóstico y cuál es el tratamiento?
El diagnóstico se hace en base a la sospecha clínica, que puede venir apoyada por el antecedente de la situación epidemiológica si hay otros casos en la comunidad. La confirmación se hace mediante la presa de muestra de las secreciones nasales y faríngeas. El tratamiento es con antibiótico específico para eliminar la bacteria, que es más eficaz si se administra en la primera etapa de la enfermedad y así se evita la transmisión a otras personas.
¿Cómo se puede prevenir la tos ferina?
Como hemos dicho antes, la vacunación sistemática de los niños con las vacunas combinadas, que incluyen el componente de la tos ferina, son la medida más eficaz para la prevención, especialmente de la enfermedad grave. La tos ferina es una enfermedad de declaración obligatoria y cuando se produce un caso, el pediatra o los técnicos sanitarios aconsejarán tratamiento antibiótico pertinente a los contactos próximos de riesgo (convivientes familiares y personal de mayor riesgo de sufrir una tos ferina grave) y en algunos casos se aconsejará la vacunación.
Y siempre, en caso de duda, el pediatra de confianza es la persona que podrá aconsejar en todos los aspectos relacionados con la tos ferina, de manera personalizada.