La conjuntitivis: tratamiento, causas y síntomas
Desde el Servicio de Oftalmología del Hospital Universitari General de Catalunya (OMIQ) nos explican los síntomas, causas y tratamiento de la conjuntivitis. La conjuntivitis es una de las afecciones del ojo más frecuentes y tratables en el mundo que puede afectar tanto a niños como adultos. Es una inflamación de la conjuntiva, la membrana fina y transparente que recubre el interior del párpado y la parte blanca del ojo. Esta inflamación hace más visibles los vasos sanguíneos, lo que le da al ojo un color rosado o rojizo.
La conjuntivitis suele producir síntomas como sensación de arenilla, picor, irritación, ardor o escozor; enrojecimiento o inflamación; secreción ocular transparente, blanca, amarilla o incluso verde; legañas en párpados o pestañas; aumento de las lágrimas e incomodidad o desplazamiento de los lentes de contacto. Si padece los síntomas descritos debe acudir al oftalmólogo para determinar la causa de la conjuntivitis.
Es importante saber que las conjuntivitis no complicadas NO causan dolor, ni alteran la visión. La aparición de secreciones purulentas indica conjuntivitis bacteriana y lleva al paciente a frotarse frecuentemente los ojos, siendo habitual que amanezcan con los párpados pegados. Cuando una conjuntivitis se complica, aparecen síntomas como dolor al abrir y cerrar los ojos, hinchazón intensa de los párpados y fotofobia.
Es difícil establecer cuál es la causa que ha provocado la conjuntivitis ya que los síntomas son muy similares. Los tipos de conjuntivitis se dividen en dos grandes grupos según su causa: las producidas por un agente infeccioso (bacterias o virus principalmente), que representan un 30% del total de las conjuntivitis, y las conjuntivitis que no son secundarias a una infección.
Éstas se dividen en:
• Irritativa: Secundarias a una irritación de la conjuntiva por una inflamación del párpado (blefaritis), secundarias a ojo seco, o por presencia de cosméticos, humo, disolventes, cloro de las piscinas…
• Traumática: Se dan por la presencia de un cuerpo extraño, sustancias químicas o exposición excesiva a los rayos UV.
• Alérgica: Se producen por la exposición del ojo a la sustancia a la que la persona es alérgica. Las conjuntivitis alérgicas más comunes se dan por pólenes, ácaros del polvo, y sustancias de vegetales o animales.
La conjuntivitis se trata en función de la causa que la produzca. Para ello, existen varios tipos de fármacos tópicos (en gotas) enfocados a tratar el origen de la conjuntivitis como son los antibióticos para las bacterianas y antihistamínicos para las alérgicas. Generalmente, la gran mayoría, mejoran con el uso de antiinflamatorios tópicos (corticoides o AINEs).
En las conjuntivitis infecciosas es recomendable prevenir el contagio de otra persona infectada, evitando el contacto directo y teniendo cuidado con sábanas, toallas, delineadores de ojos, máscara de pestañas y otros elementos que se compartan en la vida diaria. Es importante conocer que las conjuntivitis víricas se contagian antes de la aparición de los síntomas, por lo que se debe tomar extrema precaución en el caso de sospecha ya que cualquier persona en contacto con el enfermo se puede contagiar. Para reducir el riesgo de contagio es imprescindible implementar unas sencillas pautas de higiene: lávese las manos con frecuencia con agua tibia y jabón; evite frotarse o tocarse los ojos así como compartir maquillaje, lentes de contacto, gafas, etc.
En el caso de las conjuntivitis alérgicas, que no son contagiosas, lo más recomendable es evitar la exposición al agente alérgeno. Si aun así aparece, se pueden utilizar colirios que prevengan la reacción alérgica. Cuando eso no es suficiente, es aconsejable consultar a su alergólogo y oftalmólogo.