Alternativas no quirúrgicas a la artrosis leve o moderada que alivian el dolor y los síntomas
La artrosis de rodilla, o gonartrosis, es una enfermedad frecuente y degenerativa que consiste en la pérdida o desgaste excesivo del cartílago articular en una o más zonas de la rodilla. El cartílago es un tejido firme encargado de recubrir y proteger todas las articulaciones. En la rodilla se acostumbra a deteriorar habitualmente, y de forma gradual, por múltiples razones al tratarse de una articulación de carga. La evolución del desgaste hace que se vaya deformando poco a poco la articulación a la vez que aumenta la limitación de la movilidad. El síntoma más habitual es un dolor progresivo y que puede llegar a ser incapacitante.
Según explica el doctor Iván Robert, jefe de servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología del Hospital Universitari General de Catalunya, el principal síntoma de la artrosis de rodilla, es el dolor de tipo mecánico que se caracteriza por aumentar con la actividad de la articulación y remitir cuando está en reposo, y puede cursar con descompensaciones espontáneas. Otros signos habituales son rigidez, dificultad para flexionar o extender la pierna, pérdida de funcionalidad, sensación de chasquido al flexionar, inflamación, rigidez, deformidad de la rodilla y alteración en la alineación de los huesos, que tienden a progresar con el paso del tiempo.
Aquellas personas en las que esos síntomas y dolor se cronifican ven mermada seriamente su salud y empeorar su calidad de vida. Según datos de la Sociedad Española de Cirugía Ortopédica y Traumatología (SECOT), esta patología está presente en el 50-60% de las personas entre 65 y 70 años; un porcentaje que aumenta al 90% a partir de los 80 años.
Detalla esta entidad científica que el desgaste articular en la rodilla puede aparecer fruto de traumatismos previos, como fracturas o meniscopatías; por alteraciones en la alineación de la pierna; o bien tras factores como la edad, infecciones, procesos degenerativos, o a consecuencia de una predisposición familiar, entre otros.
Por ello, el principal objetivo del tratamiento, prosigue el traumatólogo del Hospital Universitari General de Catalunya, debe consistir en aliviar el dolor de la rodilla y en mejorar la calidad de vida del paciente. Para ello existen diversas alternativas. Habitualmente se realiza un tratamiento escalonado. En primer lugar, indica el especialista, está la vía farmacológica, con una pauta de antiinflamatorios y analgésicos, además de ejercicios para fortalecer la musculatura del muslo. Si estos tratamientos no son eficaces se pueden realizar infiltraciones con ácido hialurónico, terapias biológicas, procedimientos de radiología intervencionista y, como última opción si nada resulta eficaz, la implantación de una prótesis total de rodilla.
El uso de fármacos condroprotectores, dirigidos específicamente a controlar el dolor y a frenar la evolución de la enfermedad, los llamados ‘SYSADOA’, que han sido utilizados durante muchos años, según estudios recientes parecen no obtener los beneficios que se les presuponía, apunta el Dr. Robert.
SI LA AFECTACIÓN ES MODERADA HAY ALTERNATIVA A LA PRÓTESIS
Si el manejo conservador no controla los síntomas, se puede optar por la embolización de la rodilla o de la arteria genicular o EAG. La doctora Anna Alguersuari, jefe de servicio de Radiología Intervencionista, explica que representa una alternativa cuando la afectación es leve o moderada y los pacientes no desean entrar en el quirófano para un reemplazo de rodilla.
Se trata de un tratamiento no quirúrgico y ambulatorio para pacientes con dolor y/o con limitación de la rodilla, secundaria a artrosis, y en quienes ha fracasado la terapia conservadora, como los medicamentos antiinflamatorios antes descritos, o a través de inyecciones en la rodilla, y que no desean someterse a una cirugía de reemplazo de rodilla o no son candidatos para ella, según prosigue.
"La EAG es un procedimiento mínimamente invasivo, e indoloro, que alivia el dolor y mejora la limitación funcional derivados de la artrosis de forma inmediata y a largo plazo. Puede sobretodo retrasar o a veces incluso prevenir la necesidad de un reemplazo de rodilla, y mejora la movilidad en pacientes con artrosis de rodilla establecida. Este procedimiento reduce la inflamación de la rodilla para mejorar la función y la calidad de vida de las personas con dolor de moderado a intenso", enumera la radióloga, entre otros beneficios.
Los candidatos a la embolización de la arteria genicular son aquellos pacientes susceptibles de tratamiento sintomático de la artrosis de rodilla leve y moderada, y que no responden a medidas más conservadoras; pero también aquellos que precisen de un tratamiento de hemartrosis recidivante de rodilla (hemorragias y dolor), o dolor después de la colocación de una prótesis de rodilla.
EN QUÉ CONSISTE LA EAG
Con ello, la especialista explica que la intervención consiste en realizar un cateterismo de las arterias de la rodilla, inyectando partículas diminutas en las arterias, que van a la rodilla, para reducir el flujo sanguíneo en las zonas donde se producen fenómenos inflamatorios, y como consecuencia de la artrosis, consiguiendo reducir la inflamación.
El procedimiento, según indica la doctora Anna Alguersuari, se realiza de forma ambulatoria y con una tasa prácticamente inexistente de complicaciones. Señala que lo lleva a cabo un radiólogo intervencionista, especialista en técnicas endovasculares, que utiliza rayos X y otras modalidades de imágenes para ver el cuerpo y tratar enfermedades sin cirugía.
"Durante el mismo, se cateterizan las arterias de la rodilla con unos finos tubos o catéteres, y se embolizan o tapan las arterias que perpetúan el proceso inflamatorio causando dolor. Al finalizar el procedimiento, el paciente es dado de alta con mínima analgesia. La EAG se realiza bajo mínima sedación. El procedimiento dura entre una y dos horas, aproximadamente", describe la experta del Hospital Universitari General de Catalunya.
Es más, resalta a favor de la EAG que los estudios realizados hasta la fecha muestran una "elevada eficacia" en los pacientes con dolor de rodilla debilitante que no son candidatos o no están dispuestos a someterse a una cirugía de reemplazo de rodilla (prótesis): "Si bien es posible que no trate la destrucción del cartílago subyacente, sí frena la inflamación que causa los síntomas".
La doctora Alguersuari precisa que el perfil del paciente candidato a una EAG, en el contexto de artrosis establecida, sería:
- Edad: 40-80 años.
- Dolor de rodilla moderado a severo.
- Artrosis objetivada en rayos X, aunque es aconsejable una resonancia magnética para descartar otras causas de dolor articular.
- Dolor local en la rodilla.
- Resistencia o fracaso a tratamiento conservador (medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE)/TP/inyección articular).
Ahora bien, la jefa de radiología intervencionista del Hospital Universitari de Catalunya apunta que la EAG puede no estar indicada en:
- Arteriopatía muy severa.
- Artrosis muy avanzada (RX).
- Infección o malignidad.
- Buen candidato para la cirugía de prótesis de rodilla.